Es una de las iniciativas menos conocidas de la Federación de Baloncesto de Madrid, pese a que lleva ya seis temporadas en funcionamiento y por ella han pasado jugadoras que han debutado en Liga Femenina como Marina Lizarazu e Isabel Bueriberi. El Programa de Jugadoras Altas de la FBM tiene como misión pulir diamantes en bruto, completar con entrenamientos específicos el trabajo diario que realizan en sus clubs jugadoras que destacan por sus cualidades físicas.

El Programa de Jugadoras Altas está destinado a jugadoras de clubs o colegios que no cuenta en su estructura con los medios suficientes para desarrollar un trabajo personalizado y específico. No se trata de invadir competencias, sino de ayudar, y por eso el abanico muy amplio. Por ejemplo, en la última concentración de la temporada 2012-13, que se celebró el domingo 16 de junio en el pabellón Amaya Valdemoro de Alcobendas, había una gran variedad de camisetas que indicaban la procedencia de sus jugadoras: Torrelodones, Valdeluz, UB Villalba, Corazonistas, Las Rozas, Ciudad de Móstoles, Buen Consejo, Pozuelo, Piratas, Menesiano, Baloncesto Getafe, Arganda, Juan de la Cierva... Y no solo clubs federados. En el Programa también tienen cabida jugadoras de equipos municipales o escolares. De hecho, Marina Lizarazu llegó en 2006 desde un colegio de Torrejón de Ardoz. Tras demostrar su potencial en las concentraciones de la FBM, pasó a la cantera del Rivas Ecópolis, y ya ha debutado en la Liga Femenina y la Euroliga.

El Programa de Jugadoras Altas se puso en marcha en la temporada 2006-07.

Borja Castejón, director técnico de la Federación de Baloncesto de Madrid, explica que el Programa de Jugadoras Altas "empezó hace siete años con el objetivo de trabajar con ciertas jugadoras físicamente más grandes que la media para hacer un trabajo complementario al de los clubs". Y aclara que no todas tienen que ser 'altas': "Hay de todo. También tenemos jugadoras que no son grandes, pero tienen unas especiales condiciones físicas".

Debido a su vocación de trabajo específico y personalizado, los grupos son reducidos. Unas cuarenta jugadoras por curso divididas en dos grupos (alevines e infantiles) y, dentro de ellos, por generación. En líneas generales, hay diez alevines de primer año, diez de segundo, diez infantiles de primer año y diez de segundo, aunque también se ha trabajado con jugadoras en edad benjamín. En total, desde 2006, han pasado unas 200 jugadoras, que llegan por dos vías: el amplio seguimiento que realiza la FBM a las distintas competiciones madrileñas y las propuestas de los clubs, "que cuando se encuentran con una jugadora de estas características nos llaman para que la veamos".

Un grupo de jugadoras del 95, entonces en edad preinfantil.

Aunque durante tres temporadas también hubo un Programa de Jugadores Altos, la iniciativa pronto volvió a sus orígenes (solo chicas) para centrar los esfuerzos en el baloncesto femenino, dotado, en líneas generales, como menos recursos que el masculino.

En estos seis años, los directores del Programa han sido técnicos de prestigio: Rafa Bogas, Diego Rubio, José Fernández Mariñas y, desde hace dos temporadas, Rafael Navarro, que ya estaba en el cuerpo técnico desde el principio. Navarro explica el trabajo que se ha realizado en la campaña 2012-13: "Empezamos en octubre y entrenamos dos domingos al mes. Siempre estructuramos las sesiones de la misma manera: los primeros 35 o 40 minutos hacemos ejercicios de coordinación y propiocepción, porque entendemos que es lo menos habitual en los clubs; después, otro bloque de 35-40 minutos de técnica individual y en los últimos 15 o 20 minutos introducimos el juego colectivo". Entre los ejercicios destacan el juego de espaldas al aro y el juego de pies, porque "la esencia del programa es trabajar con jugadoras altas", pero no se descuidan otros aspectos (velocidad, forma física...) y otras posiciones. "También necesitamos jugadoras que tengan la capacida de subir el balón, de pasar y jugar como exteriores", señala.

En los aspectos que se trabajan, está la velocidad.

Con hasta cinco técnicos para cuarenta jugadoras, el seguimiento en cada sesión es exhaustivo. "Además, este año hemos realizado un estudio de otros aspectos. Hemos medido la altura y la envergadura. Hemos realizado un test de velocidad gestual o de reacción... Una base de datos para que la Federación pueda comprobar su evolucíon", explica Rafa Navarro.

Y es que objetivo último del Programa es el crecimiento de la jugadoras, que su potencial físico se vea reforzado con el trabajo técnico y de psicomotricidad. Ese trabajo extra se nota enseguida y la mejoría es evidente. Además de Marina Lizarazu, la máxima exponente de la primera generación, la del 95, Borja Castejón destaca nombres como Isabel Bueriberi, Sara Zaragoza, Crystal Simmons, Marina Ruiz... Todas ellas están ahora en la primera fila del baloncesto madrileño e incluso nacional. El director técnico de la FBM comenta que "muchas de las jugadoras que llegan aquí empiezan en equipos municipales y después fichan por otros federados. Por ejemplo, Lidia Cerdán, del 97, empezó en una escuela de baloncesto municipal, vino con nosotros, y después fichó por el Estudiantes. Es ley de vida que las jugadoras busquen su progresión".

Rafael Navarro, en el centro, se dirige a las jugadoras.

En su primera temporada, el Programa tuvo un carácter itinerante y se desarrolló en varias instalaciones de la Comunidad de Madrid. Después, la sede más utilizada ha sido el pabellón del colegio Buen Consejo, gracias a la colaboración del centro, aunque también ha habido otras, como las instalaciones deportivas del Canal de Isabel II. Además de la formación (psicomotricidad, técnica individual y colectiva...), el Programa incluye la competición y una selección de jugadoras participó en el último Torneo Preinfantil de Tres Cantos. "Lo hicieron muy bien y comprobamos que el entrenamiento de todo el año daba sus frutos", comenta Rafa Navarro.

El grupo que estuvo en la última concentración de la temporada 2012-13.
En Programa de Jugadoras Altas de la FBM volverá en octubre.