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Joyfe, formar antes que ganar



El Joyfe es un club de baloncesto, pero también es un colegio. Y se nota. En el centro de la calle Vital Aza prima la formación. En las aulas y también en el pequeño pabellón (La Bombonera de Joyfe, como se conoce popularmente). Los principales respo...

Reportajes Clubs. JoyfeEl Joyfe es un club de baloncesto, pero también es un colegio. Y se nota. En el centro de la calle Vital Aza prima la formación. En las aulas y también en el pequeño pabellón (La Bombonera de Joyfe, como se conoce popularmente). Los principales responsables de la sección, Antonio Liébana y el exjugador Carlos Montes, aseguran que los resultados no son prioritarios, que lo importante es que "cada año el jugador mejore". Por eso hay hasta boletines con las notas de baloncesto.



 

Los primeros equipos de baloncesto del Joyfe se formaron en la temporada 1978-79 en el colegio del mismo nombre que había en el barrio de Carabanchel. El otro centro del Joyfe, situado en la calle Emilio Ferrari (distrito de Ciudad Lineal) se trasladó a principios de los ochenta a su actual emplazamiento en la cercana calle Vital Aza, donde se concentró desde entonces la historia del centro. En la temporada 1985-86 comenzó el baloncesto en Vital Aza con la escuela y dos equipos alevines que competían en la liga CECE (para colegios privados). A partir de ahí se produjo un crecimiento exponencial: otro equipo, infantil, la temporada siguiente; un benjamín federado en la 87-88; cuatro equipos federados en la 88-89. Después siete, diez y. catorce en la 92-93.


Carlos Montes estudió en el colegio en los años ochenta.

Carlos Montes, actual responsable de canasta grande y entrenador del primer equipo masculino, pasó por las aulas del Joyfe entre los 15 y los 19 años, pero no llegó a los equipos federados ni al pabellón, que empezó a construirse en 1984, el mismo año en que se marchó para continuar sus estudios y, desde la cantera del Estudiantes, emprender una carrera de 18 años seguidos en la ACB. Eso sí, recuerda que "cuando era alumno ya estaba en las categorías inferiores del desaparecido Inmobanco, pero me escapaba todos los fines de semana para jugar en las liguillas internas que hacíamos entre las clases. Eran competiciones de todos los deportes, balonmano, fútbol sala, voleibol, baloncesto. Después, volví alguna vez porque me invitaba un profesor de matemáticas, Donaire, a quien le gustaba mucho el baloncesto".

Montes se marchó del Joyfe en 1984 como estrella en ciernes y regresó en 2011 como miembro del cuerpo técnico. En cambio, el director deportivo, Antonio Liébana (también profesor de Educación Física) lleva 15 años consecutivos al frente del baloncesto. Y, como curiosidad (y quizá también como síntoma de la importancia del básquet), el presidente del club y director del colegio, Juan José Fernández, es el actual entrenador del equipo alevín de primer año. En total, en la temporada 2011/12 el Joyfe ha tenido a 18 entrenadores, siete de canasta grande y once de mini, para formar a más de 250 jugadores repartidos en once equipos federados y cinco de escuela.


El pabellón está dedicado en exclusiva al baloncesto.

En un club concebido para que la formación deportiva acompañe a la académica, casi todos los jugadores son alumnos del cole. "El deporte, en este caso el baloncesto, es un complemento que brindamos a los alumnos."Nunca vamos a prescindir de un chaval del cole por fichar a otro jugador" Hay alguno de fuera para completar los equipos pero siempre por delante están los chavales del colegio", dice Antonio Liébana. Como apunta Carlos Montes, "la idea es que el equipo de Primera Nacional se nutra de gente del colegio o, al menos, que los alumnos y exalumnos supongan el principal porcentaje. Si el nivel es más bajo y hay que bajar a Autonómica, se baja, pero no queremos sacrificar a gente del colegio para mantenernos en Nacional. Lo más importante es que los chavales tengan la ilusión de llegar algún día al primer equipo".

Ambos reconocen las dificultades para aumentar el cupo de equipos femeninos (de los once equipos federados solo tres son de chicas): "En los últimos siete u ocho años ha habido un bajón de niñas. Nos cuesta mucho sacar equipos". En contra juegan las numerosas actividades que ofrece el colegio, con las chicas sobre todo la danza. Eso sí, el baloncesto se mantiene como el deporte con más tirón del centro, superando incluso al fútbol sala.

El secreto para conseguir jugadores está en el boca a boca. "Si los niños pequeños que empiezan a hacer baloncesto están contentos, arrastran a otros", comenta Montes. Pero también influye el trabajo de los técnicos y monitores. Como detalla Liébana, "al comienzo de curso se pasa un tríptico en que se informe a los padres de todas las actividades extraescolares. A partir de ahí empiezas a vender tu actividad. Este curso empezamos con seis niños en el grupo de 5 años y hemos terminado con doce. Son chavales que ya tienes en 1º de Primaria, donde se incorporan más. Este año en benjamín hemos tenido dos equipos con un total de 22 niños". Curiosamente, entre esos 22 benjamines, hay trece niñas, una cantera femenina especialmente mimada por el club: "Con la escasez de niñas que tenemos hay que cuidarlas. No solemos federar hasta 4º de Primaria, pero seguramente el año que viene haremos una excepción y las federaremos en 3º. Les tenemos que dar un pequeño aliciente para que no se marchen".


Este equipo infantil femenino fue tercero de Madrid.

Aunque los logros deportivos no son la prioridad, Liébana destaca los éxitos en la Copa Colegial, la clasificación para playoff en categorías de formación y, sobre todo, la presencia de los dos equipos senior, masculino y femenino, en Primera Nacional entre 2009 y 2011. Las chicas bajaron, pero los chicos se mantienen en lo más alto del baloncesto madrileño. Eso sí, fiel a su vocación formativa, en el Joyfe los éxitos hay que ganárselos: "Es una máxima que tenemos, jugamos en lo que nos hemos ganado deportivamente. Si un grupo de chavales asciende a Preferente, hay que jugar en Preferente. Pero tener equipos en esa categoría por tenerlos no. Un año había vacantes en EBA y nos ofrecieron una plaza. Dijimos que no. Si algún día llegamos, será porque lo hemos ganado nosotros". Montes explica esa filosofía: "Los chavales valoran lo que ganan, no lo que se les da. Si trabajan, lo consiguen. Eso es lo que queremos inculcarles en esta formación deportiva".

El Joyfe es consciente de sus limitaciones y no tiene grandes metas. La principal, como siempre, es formar. Liébana explica que "somos un colegio y consideramos que el deporte es una parte muy importante de la formación. Nunca vamos a prescindir de un chaval del cole por fichar a otro jugador por muy bueno que sea. Lo que hemos conseguido ha sido con gente de aquí". Y pone ejemplos: "Fuimos terceros de Madrid con un equipo infantil femenino que tenía a Lorena Ríos, una jugadora increíble que después se marchó a Rivas". Además de Carlos Montes (alumno pero no jugador) y Lorena Ríos (ahora en el Femenino Alcorcón), del Joyfe han salido tres clásicos de las competiciones nacionales: los hermanos David y Marcos Suka-Umu, y Perico Sala.


Un joven Alberto Herreros entrega trofeos a los niños del Joyfe.

Y es que una de las consecuencias de esa vocación exclusivamente formativa es que muchas veces los mejores se marchan: "Sienta mal que te toquen jugadores, pero también es un orgullo porque eso significa que algo estás haciendo bien", dice Liébana, quien, sin embargo, reconoce que "el problema llega cuando tocan de golpe a cinco o seis de una generación. Entonces lo pasas mal para completar un equipo, y eso nos ocurrió hace unos años". Ahora se ha invertido la tendencia y el problema es el contrario. Como señala Carlos Montes, "muchos de los que se habían ido están volviendo. A lo mejor en su puesto hay jugadores que no son alumnos, pero al que ya está no le vamos a decir que se marche porque después de estar un año aquí es un jugador más de Joyfe".

La tradición baloncestística del Joyfe se nota en los pasillos y está reforzada por el trabajo diario, como el mantenimiento de la página web o la organización de numerosas actividades, como la Semana Deportiva, un torneo interno en Navidad, un 3x3 a final de temporada o un Campus de Tecnificación. La presencia de un clásico como Carlos Montes también ayuda. "El otro día una de las niñas cadete me dijo: "Me ha dicho mi padre que a ti te veía por la tele". Los que se acuerdan de mí son los padres.", comenta el técnico.

Los dos responsables destacan el apoyo de la dirección, y la mayor prueba es el pabellón polideportivo, dedicado en exclusiva al baloncesto. Además del pabellón, la sección de baloncesto dispone de dos canchas exteriores y otra pequeña en la azotea, que solo se emplea para los entrenamientos de la escuela.


Ettore Messina también pasó por el pabellón para dar una charla técnica.

El Joyfe es un colegio, sí, pero tanto Liébana como Montes niegan que haya diferencias con el trabajo en cualquier club de baloncesto. "La instalación está en un colegio y nos nutrimos de alumnos del centro, pero funcionamos como un club. Nuestros chavales tienen la misma exigencia que pueden tener, por ejemplo, en el cadete del Real Madrid. Esto no es un basket-guardería -dice tajante Antonio Liébana-."Esto no es un basket-guardería, tenemos la misma exigencia que en el Real Madrid" Esto es un club de baloncesto, donde los chavales corren, sudan, se sacrifican, se esfuerzan. y en el que todos los entrenadores están titulados y preparados".

Desde su llegada, a comienzos de la temporada 2011/12, Montes ha reforzado aún más el aspecto formativo del club, empezando por los técnicos. El exACB hace autocrítica: "Muchas veces el gran problema de los baloncesto están en los entrenadores. Hay que formarse constantemente y saber en qué categoría estás, porque muchos dirigen a jugadores de cadete, infantil o preinfantil como si fueran un equipo de ACB. Hemos jugado contra equipos de infantil o cadete que se ponían los 40 minutos en zona para ganar el partido. Aquí la máxima formar a los jugadores deportiva, técnica y tácticamente para que el jugador crezca y, en un futuro, pueda llegar al equipo senior". Antonio Liébana aprovecha para romper una lanza por los clubs colegiales: "Es la idea americana, que el alumno juegue en su universidad o en su colegio. Sale de clase y entrena. No tiene que cruzar todo Madrid. Y, sobre todo, hay que compaginarlo siempre con los estudios, que es lo más importante porque el 99,9 por ciento acabará viviendo de sus estudios y de su trabajo, no del baloncesto".


El primer equipo masculino lleva
diez años consecutivos en Primera Nacional.

Para el futuro, dos metas: el empujón al baloncesto femenino y un salto de calidad general. "Quitando las chicas, aumentar el número de jugadores no es un objetivo. Nos podemos manejar bien entre 250 y 300 jugadores, pero no más. No somos una caja registradora. Queremos mejorar en calidad, que nuestros entrenadores se formen para que nuestros chicos sean cada vez mejores jugadores de baloncesto". También empieza a haber un problema de espacio y, con el pabellón ocupado al máximo, la próxima temporada tocará utilizar más las pistas exteriores, algo que Carlos Montes integra dentro de esa vocación formativa: "Utilizar más la cancha de fuera viene bien porque muchas veces los infantiles, los cadetes o incluso los junior tienen que jugar en pistas exteriores. Yo crecí jugando en la calle". Liébana apoya el argumento con ejemplos, como el de Carlos Jiménez: "Este tío, que se ha retirado este año y lo ha sido todo en el baloncesto estuvo hasta junior en su cole [el San Viator], jugando en un patio".

El Sanvi y otro colegio con gran tradición baloncestística, el Estudio, son ejemplos pero no modelos: "Cada uno tiene su forma de trabajar", dice Carlos Montes, y detalla que "todos los entrenadores deben trabajar para los que vendrán después". Liébana apostilla: "Debe existir una formación continua. El entrenador no es el del alevín, es el de una serie de chicos que el año siguiente cogerá otro. Y a lo mejor en junior los vuelve a coger él". Y es contundente con su filosofía: "Para mí ser campeón alevín no significa nada. ¿Cuántos campeones alevines han llegado a ACB o incluso a EBA? Muy pocos. Lo que nos interesa es la punta de la pirámide, que después de estar diez años aquí un chaval tiene que saber mucho de baloncesto".


El conjunto de Primera Nacional, dirigido por Carlos Montes, en un partido en Coslada.

Por si aún quedaban dudas, la vocación formativa del Joyfe queda clara en las palabras de Carlos Montes: "Esto es baloncesto y hay que ganar, pero no me vale hacerlo solo con seis jugadores, o si solo saben entrar por la derecha, o si no hay nadie capaz de pararse y tirar. A lo mejor un chaval con 12 ó 14 años está muy desarrollado y es capaz de penetrar y meter canasta, pero si no tiene más herramientas técnicas se estanca y acaba dejando el baloncesto". Y, para apoyar esos argumentos, detalles del trabajo diario, como las fichas detalladas con la evolución de cada jugador o el boletín de notas que se reparte a todos los jugadores hasta categoría infantil.

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