La entrevista tiene lugar justo después de la derrota del Grupo Ynsadiet Leganés en Alcobendas que ha costado el liderato de LF2. Marta Pérez se ha jugado un lejano último triple cuando quedaba algo más de un segundo. "Ha sido precipitado", reconoce. Pero Marta es de las que se la juegan en el momento decisivo. Quizá por eso ha sido campeona de España cadete y ha pasado por clubs como Canoe, Estudiantes y Rivas. Desde hace cinco temporadas defiende los colores de un Leganés que busca el ascenso a Liga Femenina coinciendo con su décimo aniversario. "Podemos conseguirlo, estoy convencida de ello", afirma. (Foto: Lou Mesa)

Con 13 victorias y 2 derrotas [las mismas cifras que el líder Pacisa Alcobendas], estáis haciendo una gran campaña.

No te voy a decir que no... Si me llegan a decir a principios de temporada que íbamos a estar con 13-2 lo habría firmado con los ojos cerrados. A pesar de que acabamos de perder, nos nos venimos abajo. Tenemos que aprender de los errores y querer más... ¡intentar ir a por otras 13 victorias en esta segunda vuelta!

Se está viendo que es una categoría muy igualada, no solo entre los dos de arriba.

Eso es lo bonito. La primera vuelta fue una toma de contacto, pero ahora, en la segunda, todos los equipos que están abajo van a dar un cambio abismal para escalar posiciones. Cada partido va a ser una final, como el de hoy. Y en cierto modo eso es lo que nos gusta, para eso trabajamos cada día, para poder vivir estos partidos. Ahora se trata de ganar o ganar, no hay más.

Empezaste a jugar en el Juventud Alcalá, ¿por qué elegiste el baloncesto?

Al principio empecé a hacer muchos deportes, hacía patinaje, tenis... ¿Por qué el baloncesto? Mi hermano mayor entrenaba, le veía y pensaba que era muy divertido. Además, mi padre [Luis Antonio Pérez Suárez] también fue jugador, así que siempre lo tenía muy presente en la familia. Tengo fotos suyas, camisetas... Siempre me han dejado a mi aire, que yo decidiese el deporte que quería, y cuando empecé con el baloncesto vino lo de "mira, si a la niña no se le da mal..." (risas).

Con las selecciones madrileñas mini (2006), infantil (2008) y cadete (2010).

Tu padre jugó en el Real Canoe, que fue, precisamente, tu siguiente club...

El Canoe fue un poco un golpe, un salto de intensidad, un "hola bonita, esto es lo que te espera a partir de ahora..." Yo jugaba con las de un año más, tenía que sudar la camiseta todos los días, a lo mejor estar en pista solo 10 minutos pero manteniendo siempre la concentración. Canoe me abrió la puerta a la realidad, a madurar, a saber que no iba a ser fácil.

Después estuviste cuatro años en el Estudiantes.

Sí, allí di un salto. Sobre todo los dos últimos años, que compartí con Javi Portela [actual segundo entrenador del Leganés], di un cambio radical, que coindició también con la selección cadete, cuando quedamos campeonas de España. Di un paso enorme hacia adelante y me propuse que quería jugar al máximo nivel, llegar a lo máximo.

Has hablado de la selección madrileña cadete. Antes habías sido subcampeona de España en minibasket e infantil. ¿El título de 2010 fue una liberación?

Sí, ¡madre mía! Siempre perdíamos la final contra Cataluña y en cadete jugamos la semifinal contra ellas. Es uno de los partidos que recuerdo con más cariño porque siempre nos ganaban, y eliminarlas y meternos nosotras en la final fue increíble.

La final contra Canarias fue otro partidazo.

Alucinante, me encantó. Si tuviera de hacer un top five de los partidos que he jugado en toda mi vida, esa final estaría el primero. Sobre todo porque había un grupo espectacular. Me lo pasé genial. No eran solo compañeras, eran amigas. Y encima con el entrenador, José Luis Alderete, que me enseñó muchísimo, otra forma de ver el baloncesto.

¿Es cierto que empezaste a tirar más gracias a é?

Sí. Un día en un partido me tiré diez triples, me sentó y me dijo: "Quiero que ahora te tires otros diez. Como no lo hagas, no juegas más". Y yo encantada, claro... tenía que hacerle caso (risas). Alderete me ayudó mucho a confiar en mí. Lo máximo que puedes dar a una jugadora para que lo haga bien es confianza.

Esa selección estaba llena de talento y carácter, con jugadoras como Elena de Alfredo y Marina Lizarazu...

Y Carolina Llorente, Mara Astarloa, Silvia Rueda... La verdad es que los Campeonatos de España me ayudaron mucho en situaciones como la de hoy, a saber qué tengo que hacer cuando el partido está caliente, siempre por el bien del equipo.

¿A jugártela en el momento decisivo?

Sí, eso me gusta, me encanta. Y Nacho [Nacho García, entrenador del Leganés] lo sabe. Pero, como se ha visto hoy, todavía tengo que aprender a medir mejor el cuándo.

Después de Estudiantes, en la temporada 2011-12, estuviste en el júnior de Rivas y compartiste entrenamientos con jugadoras del primer equipo como Amaya Valdemoro, Elisa Aguilar o Anna Cruz.

Fue un sueño hecho realidad, increíble, porque aparte de ser jugadoras diez son personas auténticas, humildes, trabajadoras... Me ayudaban en todo momento, nos arropaban mucho a las júnior. ¡Y que te ayude Elisa Aguilar o Anna Cruz!

¿Es cierto que Anna Cruz es tu referente?

Me encanta. Para mí es la mejor jugadora del mundo, no solo de España. Yo doy mucho valor a cómo eres como persona. Tuve la suerte de poder conocerla un poco y, aparte de ser un diez como jugadora, me demostró que es una persona insuperable

 ¿Tienes alguna anécdota de esa etapa en Rivas?

A Marina Lizarazu y a mí, que teníamos 17 años, siempre nos hacían recoger el botiquín o algo así. Una vez estábamos en el AVE y Elisa me preguntó si le podía traer un café. Contesté que claro, me aclaró que era broma, pero insistí y entonces ella se levantó y dijo en voz alta: "¿Quién quiere un café?" Acabé con siete cafés en las manos, tirándolo todo... Al final llegué con la cara roja porque me miraba todo el mundo y sin ningún café entero (risas).

De Rivas pasaste al CB Leganés, donde llevas ya cinco temporadas. En una categoría que suele tener mucho movimiento sorprende un poco que lleves tanto tiempo en el mismo club.

Es que me encanta Leganés por las personas que hay. Nacho y Javi Portela son como mis segundos padres, y Jacinto no es solo el presidente sino que está pendiente de cualquier tipo de problema, de si necesitamos algo. Estoy muy cómoda. Leganés es como mi hogar, mi casa.

Dicen que uno de los secretos de esta gran temporada es el buen ambiente.

Es eso. Por eso quiero que Leganés esté en lo más alto, porque no solo forman grandes jugadoras, también personas. La Marta que tienes aquí en cierto modo es así gracias a ellos, porque ellos me han educado. Y la Marta que seguirá mejorando tanto en el ámbito del baloncesto como en el personal también... Yo por Leganés lo daría todo. Cuando me preguntan si me iría a otro lado contesto que no porque encima aquí lo puedo compaginar con mi carrera. Ellos saben lo difícil que es estudiar Medicina, lo exigente que es, y que no vivo en Leganés sino en Alcalá. Lo conocen y me ayudan en todo momento.

En un partido en el pabellón Europa de Leganés. Foto: Lou Mesa.

No sé si en el vestuario se empieza a hablar ya de un posible ascenso a Liga Femenina.

Lo tenemos como una meta presente, pero todavía lejana. Vamos como el Cholo, partido a partido. Cada fin de semana hay minimetas que debemos conseguir, pero sin olvidarnos del objetivo principal... porque podemos conseguirlo. Estoy convencida de ello, y quiero que el Leganés esté en Liga Femenina.

Además, sería el mejor momento, en el décimo aniversario del club.

Sería espectacular, coincidiendo con los diez años... Todo perfecto. Yo creo que es una señal (risas). ¡Por eso! ¡Vamos a subir!

Si miras la clasificación del Grupo B de Liga Femenina 2, están Alcobendas, Leganés, Estudiantes, Distrito Olímpico, Rivas... Muchos equipos madrileños arriba. ¿Es un buen síntoma de la situación del baloncesto femenino en Madrid?

Por supuesto, porque aparte de las buenas jugadoras madrileñas, los entrenadores que hay en Madrid hacen un trabajo muy bueno. Por eso los equipos están arriba, porque, aparte de que hay buen rollo, juegan muy bien. Hay mucho nivel, mucha calidad... No digo que los demás equipos no lo tengan, pero por lo que hemos visto en los últimos años y las últimas fases de ascenso parece que los que tienen las claves de qué hacer para estar arriba son los entrenadores y equipos madrileños.

Precisamente, el próximo fin de semana jugáis contra el Estudiantes.

Me encanta jugar contra ellas. Tiene un equipazo porque son un núcleo, se conocen muy bien. Es la filosofía de Estudiantes y una de las cosas que me llevé de allí: todas a una. Si ganamos, ganamos todas y si perdemos, nos levantamos juntas.

Frente a Celia Menéndez, en el último encuentro contra el Pacisa Alcobendas.

Como has dicho, estás estudiando Medicina, ¿un ascenso a Liga Femenina te complicaría los horarios?

Lo bueno es que ya estoy en quinto, y en sexto el horario es más flexible. Ahora salgo a las cinco. Me levanto a las siete y llego a casa a las doce de la noche, pero no lo sé... Es como el partido a partido. Este año mi objetivo es aprobar todas e intentar subir a Liga Femenina. Y el año que viene ya veremos, pero mi meta siempre es intentar llegar a lo máximo. Al menos intentarlo. Si puedo compaginarlo, bien. Si no puedo, nunca rendirme, buscar una solución. Y sé que en Leganés también buscarían esa solución.

Aparte de tiradora, ¿cómo te defines como jugadora?

Con mucho carácter, no me rindo, no doy ningún balón por perdido y soy supercompetitiva, no gusta perder. En defensa podría mejorar mucho más, pero poco a poco voy defendiendo mejor. Todavía tengo que mejorar en muchas cosas.

No sé si se te fijas mucho en las estadísticas...

Yo no, mi madre sí. Es la que me echa la bronca (risas). La verdad es que este año Nacho me está dando mucha confianza y me ayuda a dar un paso adelante. Yo quiero darlo, no solo por mí sino, sobre todo, por ellos. Claro que quiero jugar mucho y bien, pero no me importaría jugar mal y que el equipo siguiera ganando y con este buen ambiente.