Después de 15 años en la élite, Pedro Robles (Madrid, 17-07-1977) cambió de vida el pasado verano. Ahora se levanta a las seis y media de la mañana para dar clase, juega "para matar el gusanillo" en el equipo de Primera Nacional del Baloncesto Torrelodones y entrena a los infantiles del club torresano. Detrás quedan los títulos y la victoria en el concurso de triples de 2009 ante Carroll o Navarro. Ahora enseña los valores de un deporte de equipo y, sobre todo, anima a los chavales a estudiar.

En 15 años de carrera profesional (11 en la ACB y 4 en LEB), Pedro Robles apenas sufrió lesiones graves. Ahora le espera una operación para solucionar una bursitis en el talón (secuela de tantos años al máximo nivel), que le mantendrá alrededor de dos meses de baja. Pero después volverá a jugar en el Primera Nacional de Torrelodones, rodeado de chavales casi veinte años más jóvenes. Porque Robles es un deportista nato, que incluso utiliza la bici para ir a trabajar. También es un entrenador-profesor que, desde la experiencia, invita a sus jugadores a estudiar porque "es muy difícil vivir del baloncesto y la vida es muy larga".

¿Cómo es el cambio de jugar en ACB y LEB a hacerlo en Primera Nacional?

Con el Nacional solo entreno una o dos veces a la semana, y juego el partido. Entrenar a los niños sí es muy diferente porque es un baloncesto muy distinto al profesional, y hace tanto tiempo que jugaba en estas edades que ya ni me acuerdo. Al final se trata de jugar por conceptos y, sobre todo, intentar que los jugadores se diviertan y lo hagan lo mejor posible.

¿Nunca habías entrenado a niños?

No. Alguna vez algún entrenamiento esporádico, como favor a algún club, pero nunca algo continuado.

¿Cómo llegas a Torrelodones?

Contacté con Ivo [Simovic], le gustó la idea y después surgió lo del Nacional. A mí me apetecía entrenar y como lo decidí bastante tarde ellos solo tenían el hueco del infantil. Yo encantado, estoy muy contento en el club.

El Estudiantes del año 2000, liderado por Nacho Azofra. Pedro Robles
está en la esquina inferior derecha.

En el equipo de Nacional estás rodeado de chavales muy jóvenes...

Este equipo está hecho para que los jugadores junior mejoren. Por eso hay ocho junior y solo tres senior. Tiene mucho mérito competir con este equipo en Nacional. Que yo haya jugado en ACB es solo una anécdota. Estoy en Primera Nacional para mantener la forma y matar el gusanillo.

Empezaste a jugar al baloncesto en el colegio...

Empecé con 8 o 9 años en Carabanchel, en el colegio Santa María de los Apóstoles. Mi entrenador era amigo de un entrenador de Pilaristas, y después estuve allí dos años. En infantil me llamaron, junto a otro chaval del Pilaristas, Fernando Pastor, para hacer una prueba con el Estudiantes. También me llamaron del Real Madrid. Estuve haciendo las pruebas con los dos y me fui al Estu porque pensaba que era la mejor opción. Y hasta ahora...

¿Por qué elegiste el baloncesto y no otro deporte?

Por lo típico. Era alto y un compañero de clase me dijo que por qué no me apuntaba a baloncesto. No hubo ninguna otra razón. No seguía especialmente el baloncesto y mis padres no jugaban.

Al Estudiantes llegaste con 12 años y con 20 ya estabas en el primer equipo. Ese es el sueño de muchos canteranos. ¿Cómo se consigue?

Cuando llegué no me planteaba jugar en el ACB. Hacen falta muchas cosas. La primera es trabajar mucho. Siempre me ha gustado entrenar y en edad junior, iba al Magariños a hacer tiro. Pero también hace falta suerte. Tienes que estar en el momento justo en el sitio oportuno. El año que llegué a ACB había un hueco y Pepu me subió, pero a lo mejor si no hubiese existido ese hueco...

¿En cualquier caso, el trabajo es fundamental?

Sí, el que no trabaje no va a llegar a ACB nunca, pero tampoco se puede pretender que un niño de 12 o 14 años haga un trabajo casi profesional. Yo por lo menos no lo entiendo así. A veces depende del club, quizá en el Estudiantes o el Real Madrid hay más exigencia, pero yo creo que, sobre todo, los niños tienen que  divertirse.

Con el UCAM Murcia, en un partido ante el Lucentum Alicante.

¿El mejor recuerdo de tu etapa como jugador en el Estudiantes es la Copa del Rey del año 2000?

Es uno de ellos, un título siempre es un buen recuerdo, pero hay muchos pequeños momentos. Hay muchos partidos, como el partido de ida de la final de la Copa Korac contra el Barça en el Palacio... sobre todo por el grupo que había, lleno de canteranos. Estábamos Carlos Braña, Gonzalo [Martínez] y Nacho [Azofra] de bases, Quique Bárcenas, Carlos Jiménez, Chandler Thompson y yo de aleros, Javier Velázquez, Iñaki de Miguel, Alfonso Reyes y Shaun Vandiver de pívot. Todos nacionales, toda gente de Estudiantes más Vandiver y Thompson. Al año siguiente, el año de la Copa del Rey, entraron Felipe [Reyes], César Arranz, Asier García, Juan Aísa, Luis Muñoz...

Está claro que recuerdas bien esa etapa...

Estudiantes para mí es todo. Soy muy del Estu, y a ellos les debo haber tenido una carrera como jugador.

¿Ahora ha vuelto esa filosofía de confiar en la cantera?

Ha habido años en que no, pero, aunque sea por obligación, ahora se confía mucho en gente de cantera, de la casa. Vamos a ver si así el proyecto deportivo tira para adelante.

Desde el Estudiantes, empezaste un periplo como jugador por media España: Gijón, Valencia, Tenerife, Murcia, Cáceres...

Después de tres años no me renovaron. Me fui a Gijón con Moncho Fernández y Moncho López de entrenadores. Ya era profesional de verdad porque en el Estudiantes la sensación era de estar en tu casa. No se ve igual cuando estás en tu casa toda la vida que cuando sales fuera y eres uno más. Eso me vino muy bien porque te das cuenta de lo que es ser jugador profesional de baloncesto. De ahí me fui a Pamesa y fue un año muy bonito, en el que ganamos la ULEB  y compatí vestuario con jugadores de nivel europeo y mundial como Oberto o Tomasevic. Después estuve en Tenerife dos años. El segundo año fue malo, con descenso y malas sensaciones, y tuve que bajar un escalón a la LEB a Murcia, pero fue un paso para atrás para dar muchos hacia delante porque luego eso me sirvió para estabilizarme en Murcia y jugar los mejores años de mi carrera.

Cuando estabas en Murcia, ganaste el torneo de triples de la ACB ante especialistas como Jaycee Carroll, Juan Carlos Navarro y Louis Bullock.

Participé en tres ocasiones. La primera fue en mi primer año de ACB e hice un ridículo absoluto. Fallé los catorce primeros tiros. Después, cuando estaba en Gijón, llegué a semifinales. El tercer año tenía muchas ganas porque llevaba mucho tiempo sin participar. La semana anterior había preparado la mecánica del concurso, los carros y tirar 25 tiros en un minuto, pero al final el tiro es entrenamiento. No vale con practicar una semana, tienes que haber tirado mucho toda tu vida. Todos los buenos tiradores han entrenado muchísimo. El secreto es pasar muchas horas, aparte del entrenamiento del equipo, haciendo tiro para mejorar no solo la efectividad sino también la velocidad de ejecución, las paradas, las salidas, todo...

¿Cuántos tiros podías hacer cada día?

Aparte de hacer algo de tiro al acabar los entrenamientos, los días libres que tenía iba al pabellón a meter 200 o 250 tiros. Una hora o quizá algo más. Es un trabajo extra que después merece la pena.

De esos 15 años entre ACB y LEB, ¿cuál es tu mejor recuerdo?

Los títulos por supuesto, porque, además, tuve la suerte de tener cierto protagonismo en los dos. En Pamesa bastante y, en la final con el Estudiantes fueron pocos minutos pero importantes porque llegaron al final. También partidos en los que juegas de tú a tú ante jugadores de un nivel increíble, y ellos te respetan como jugador. Por ejemplo, comentarios de jugadores como Rakocevic, Oberto o Tomasevic elogiando tu juego. Esos comentarios te hacen ver que has hecho un buen trabajo.

¿Hay algún jugador que admiraras especialmente?

Siempre me ha gustado  Alberto Herreros, que es uno de los mayores anotadores de la historia del baloncesto español. También Alberto Angulo, que se parecía mucho a mi estilo de juego, de tiro de dos con bote, no solo triples. Con el paso de los años tuve más fama de triplista, pero siempre, toda mi vida, he tirado más tiros de dos que triples. Y luego, por supuesto, Navarro, como a todo el mundo que le guste el baloncesto. Es un orgullo haber jugado contra alguien como Navarro.

¿Y entrenador?

Pepu me dio la alternativa y confió en mí como jugador. Moncho Fernández me parece uno de los mejores entrenadores españoles. Y Manolo Hussein también fue muy importante para mí. Estuve cuatro años con él y fueron los mejores de mi carrera. Eso en el aspecto profesional. Además, están los entrenadores de la cantera. Sin su trabajo no hubiera podido llegar a ACB.

Siempre has dicho que aunque un jugador llegue a ACB no debe pensar solo en el baloncesto...

Sí, y más ahora que los sueldos han bajado muchísimo y es difícil ganarte la vida como jugador a no ser que seas un crack. Los jugadores que están empezando difícilmente van a poder vivir de las rentas. Tienen que estudiar y sacarse una carrera para después buscar un trabajo con su título en la mano, y estar igual de formado que cualquier otra persona.

Uno de sus objetivos como entrenador es enseñar los valores del trabajo en equipo.

¿Algunos piensan que con llegar a ACB ya tienen la vida resuelta?

Sí, y ahí los padres tienen mucho que ver. Hay que fomentar primero el estudio. Si luego hay algo más, mejor, pero, sobre todo, que el niño no deje de estudiar.

En tu caso, estudiaste Magisterio en Educación Física y el verano pasado te sacaste del título superior de entrenador...

Sí. Estoy en el colegio Estudiantes Las Tablas como profesor de Educación Física. Como te digo, si tienes el título, luego es más fácil encontrar un trabajo.

¿Cómo es el Pedro Robles entrenador?

Me gusta el trabajo y siempre he trabajado bastante, porque creo que todo lo que se pueda entrenar lo tienes ganado. Soy exigente en aspectos como la concentración, aunque con los niños es más difícil porque... son niños de 12 o 13 años. También hay que crear buen ambiente de entrenamiento porque al final los chavales tienen que pasárselo bien.

Dices que es difícil, pero también hay menos exigencia que al entrenar adultos...

No creo que lo importante en un equipo infantil, que no sea Estudiantes o Real Madrid, sea ganar. Lo primero es que se lo pasen bien y luego que aprendan que el baloncesto es un deporte de equipo, que compartan el balón, que tengan buenos gestos hacia los compañeros...

Con sus jugadores del Espacio Torrelodones infantil.

¿Qué enseña el baloncesto?

Todos los niños debería jugar a un deporte de equipo. Jugar al tenis está muy bien, a mí también me gusta, pero creo a un niño no le aporta nada en cuanto a compañerismo, altruismo, falta de egoísmo... Lo más importante para un chaval es tener los valores que potencia un deporte de equipo.

Tienes tres hijos, ¿seguirán tus pasos?

No tengo especial interés. Les gusta el baloncesto, juegan en el colegio como actividad extraescolar y jugarán la liguilla que sea. Si les gusta, bien, pero no quiero fomentar en mis hijos la competitividad. Creo que es algo que a los niños no les viene nada bien. Ya competirán mucho cuando sean mayores. Hay padres que quieren que su hijo sea un competidor nato. A mí no me gusta. No quiero que mis hijos sean los mejores en todo. Que sean los mejores estudiando, eso sí, pero en el deporte que jueguen en equipo y se lo pasen bien con los amigos.

¿A veces el problema no es de los niños?

Muchas veces los padres somos muy pesados y creemos que nuestros hijos son los mejores. Nos tenemos que centrar en que sean los mejores en lo que debe ser, en los estudios.

Fotos: FBM/ACB.com/Club Estudiantes 60 años de baloncesto